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ca un sistema en el que los poderes
piensan más en sus disputas que en
representar a los intereses sociales.
Francamente, creo que si no es
sobre estas bases las reformas elec-
torales que se postulan por algunos
sectores y en algunos países en Lati-
noamérica son más de lo mismo.
La reforma electoral,
coyuntura larga y
decisiones de momento
José Luis Mendoza Tablero
México necesita enfrentar sus pro-
blemas y las leyes electorales son
parte de ese proceso, si bien se re-
quiere actuar en el marco institu-
cional, para lo cual es preciso una
visión de país compartida por una
mayoría.
E
L
SISTEMA
POLÍTICO
MEXICANO
Estamos en la salida de un proceso
coyuntural electoral en nuestro país.
Desde la instauración de la clase
revolucionaria hasta 1988 parecía
que el ámbito electoral no tenía
mayor cambio: la ley de 1946 era
el reflejo del centralismo y el poder
del presidente; la reforma de 1963,
una “zanahoria” para la oposición;
la elección de 1976 mostraba que
algo estaba pasando, pero se po-
día solucionar con los diputados de
representación proporcional; nada
ponía en peligro al partido hegemó-
nico. Pero al llegar a 1988 las cosas
cambiaron, porque se ponía en tela
de juicio toda una serie de tabúes:
la elección es un ritual; quien se
va del partido oficial, se va de la
política; la población en su mayo-
ría no discute los resultados de las
elecciones.
C
OYUNTURA
ELECTORAL
1988-2006
Pareciera que esta coyuntura empie-
za en 1988 y termina en el 2006.
..
Muy larga, pero así han sido mu-
chos procesos en México.
A partir de 1988 suceden cosas
increíbles: en ese año llegan los pri-
meros senadores de la oposición, por
cierto, del Frente Democrático Na-
cional; el
PAN
(Partido Acción Nacio-
nal) gana Baja California en 1989; se
crea el
IFE
(Instituto Federal Electoral)
y organiza las elecciones de 1991;
el
PAN
crece de forma por demás
espectacular y gana gran cantidad
de puestos de elección, incluyendo
gubernaturas y escaños para 1994;
se fortalece al
IFE
y se consolida el
Tribunal Electoral del Poder Judicial
de la Federación (
TEPJF
, antes
TRIFE
)
en 1996; un año después el
PRD
(Par-
tido de la Revolución Democrática)
gana la Jefatura de Gobierno del
Distrito Federal que por primera vez
se disputa y logra una mayoría por
demás importante en delegaciones y
diputaciones locales; además marca
el inicio de victorias en las entidades
federativas para ese partido; el
PRI
(Partido Revolucionario Institucio-
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I U S
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O T O Ñ O / I N V I E R N O
2 0 0 7
nal) pierde el control de la Cámara
de Diputados, con lo cual se inicia
un proceso por demás complicado
de gobierno dividido, el cual conti-
núa hasta la fecha.
Los procesos descritos continúan
y en el 2000 llega el cambio de par-
tido en el Ejecutivo federal, ahora el
concepto de oposición empezará a
ser más difícil de utilizar; a partir de
ahí la alternancia en los ámbitos lo-
cales y municipales se hace común,
el
PRD
en 2003 logra una excelente
posición en la Cámara de Diputa-
dos. Todo lo anterior en un marco
de cambios que distan mucho de ser
tersos y ordenados, pareciera que
afecta el poder del presidente, pero
la falta de instituciones democráti-
cas hace que se generen vacíos de
poder a los que muchos aspiran.
A pesar de todo, el balance no
puede ser negativo, porque ha im-
plicado un proceso que México ne-
cesita asumir.
Considero que este proceso co-
yuntural termina en el 2006, porque
mostró que con los cambios plan-
teados se podía llegar a una elección
presidencial y cargar con las presio-
nes lógicas de una oportunidad en
donde desde la perspectiva del siste-
ma político mexicano, se trata de una
elección de suma cero y para agra-
varlo: el ganador se lo lleva todo.
Me parece que tal como se die-
ron las cosas, no era el escenario
más deseado;
1
sin embargo, tuvo un
1
Los dos candidatos punteros, del
PAN
y del
PRD
,
valor que hay que destacar: la so-
ciedad, los partidos políticos y las
instituciones soportaron la prueba;
aunque se puso en evidencia al
IFE
,
una de las instituciones con mayor
fuerza del país: la elección mostró
lo mejor del repertorio de la sucie-
dad partidista, las televisoras ejer-
cieron un poder inmenso, al final el
sabor de boca fue amargo; en gene-
ral, los partidos le quedan a deber a
la sociedad; lo anterior en un marco
en el cual ésta sabía que había que
buscar la estabilidad por el bien de
la mayoría, aunque eso magnificara
las ganancias de unos y aplastara
las aspiraciones de otros. El sistema
electoral tiene mucho por avanzar,
pero no es ni la sombra de lo que
fue hace algunas décadas.
O
PORTUNIDADES
Y
COSTOS
DE
LA
COYUNTURA
En este periodo 1988-2006 se quie-
bra con el partido hegemónico,
lo cual nos lleva a un sistema de
pluralismo moderado, en una cons-
terminaron con una elección cerrada que se deci-
dió por alrededor de medio punto porcentual. El
candidato perdedor del
PRD
desconoce la elección
y al
IFE
, lleva su asunto al
TEPJF
, del cual tampoco
confiaba, pide el recuento total de la elección:
“voto por voto, casilla por casilla”. Al perder el
recurso jurídico como última instancia se asume
como “presidente legítimo” y llama a su oponente
“espurio”. Se genera un movimiento de resistencia
con mayor fuerza en el Distrito Federal, que por
momentos divide a la sociedad. Poco a poco se
baja la intensidad y finalmente no tiene la fuerza
para poner en peligro la permanencia del presi-
dente electo.
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tante de alternancia en diferentes
niveles. Es importante dar su va-
lor a un periodo como el descrito,
porque involucra cierta fuerza y as-
piraciones sociales; las coyunturas
deben aprovecharse, de otra manera
se asumen los costos y no reditúan
las oportunidades.
En México parece ser que el re-
sultado fue intermedio, pero al mis-
mo tiempo gran parte de lo que se
debió cambiar continúa entre noso-
tros: relaciones autoritarias y clien-
telares, planeación inadecuada en la
administración pública, falta de vi-
sión de país, deficiencias y corrup-
ción en la impartición y procuración
de justicia; una vez más para lo que
nos ocupa, requerimos de partidos
que respondan a la sociedad, mien-
tras nos movemos en la teledemo-
cracia y los partidos “atrapa todo”.
..
la coyuntura acabó y ahora las re-
glas maduran su vigencia: no somos
lo que deseamos (electoralmente ha-
blando), pero hay pasos dados que
no admiten regreso.
P
ARA
UNA
REFORMA
ELECTORAL
Pasando a la situación actual del
panorama electoral, para llegar
concretamente al
IFE
y a la reforma
constitucional que tanto ha dado
que hablar, hay que decir que la
conformación actual de sus miem-
bros en el Consejo General no está
cerca de lo aceptable, si bien pare-
ce que precisamente eso muestra su
fortaleza institucional; éste se ha
mostrado como garante de las elec-
ciones federales nada más (y nada
menos). Podemos alegar un sinfín
de cosas sobre sus yerros, pero creo
que los principales responsables
son los partidos políticos. Lo cier-
to es que ahora se cuenta con una
gran cantidad de elementos para las
elecciones federales que si bien no
protegen contra muchas prácticas
electorales desleales, representan
más que una base de que las elec-
ciones tendrán reglas mínimas ade-
cuadas. Que se cometen excesos, sin
duda. Muestra es precisamente de la
necesidad de la reforma electoral a
la que se le dedica este comentario.
E
L
CAMBIO
DE
LOS
CONSEJEROS
La parte que me parece más delica-
da de la reforma, es percibir que los
partidos políticos quieran cambiar
a los consejeros del
IFE
, basados en
que paguen por el resultado de las
elecciones presidenciales del 2006 o
porque su cabeza tiene precio y está
bien pagada.
.. Es un pragmatismo
terrible.
La esencia del problema es que
los consejeros tenían garantías le-
gales de estar en su cargo hasta el
2010. No pretendo, ni quiero, entrar
a su defensa; sin embargo, los di-
putados (los partidos) los eligieron
y no puede ser que ahora ya no les
convenzan y entonces se cambie a
los consejeros sin respetar las leyes
que los propios legisladores de los
partidos políticos decretaron. ¿Qué
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pasará si los “nuevos” tampoco sa-
tisfacen sus pretensiones?
Ése es el asunto principal: de
legalidad. La mejor forma hubiese
sido dejar que terminaran sus pe-
riodos y entonces iniciar con un
sistema escalonado, respetando las
normas, y por qué no decirlo: las
formas políticas. Porque aun consi-
derando que lo que se quiere hacer
sea por el bien de la mayoría, como
lo dijera Jesús Reyes Heroles: “en
política forma es fondo”.
En el caso mexicano tenemos
el ejemplo de cuando en 1994 se
reforma un requisito para ser pre-
sidente, pero la disposición entra
en vigor hasta la siguiente elección
presidencial, con lo cual se evita que
lleve dedicatoria (algunos pensaban
en Jaime Serra Puche y está más
que claro que éste no se benefició
de la modificación). Ahora la refor-
ma dice: “Con cariño para Ugalde y
otros”. Las leyes deben ser imperso-
nales bajo pena de no ser efectivas
para el problema que plantean.
Insisto: se pudieron hacer todas
las modificaciones sin cambiar a los
consejeros antes de que concluyera
su periodo.
Hay cosas interesantes en la
reforma planteada, pero no están
inscritas en un marco general del
Estado al que los mexicanos aspi-
ramos. Pareciera que caemos en lo
de tantas veces: trabajar sobre los
aspectos del momento. No veo que
se tenga rumbo a mediano plazo,
aunque sería excelente que el poder
legislativo federal nos explicara en
su proyecto de país, por lo menos
en lo concerniente a lo electoral, en
dónde ubicar a las reformas apro-
badas.
De otra manera sólo le servirá a
nuestros políticos para “jalar” una
bocanada de aire y nos estén men-
cionando mil veces que gracias a su
preocupación y sensibilidad hacen
lo que la sociedad demanda, lo cual
tiene su parte de verdad, pero me
parece que principalmente las refor-
mas son para ayudarse ellos mismos
y justificarse, si bien para nadie es
desconocido que no precisamente
gozan de mucha credibilidad.
M
EDIOS
Y
TELEVISORAS
Las televisoras (de canales abier-
tos principalmente) desde hace un
tiempo han mostrado que su poder
e intereses son grandes. Las ve-
mos ahora mostrarse críticas ante
el gobierno y los partidos políticos,
cuando fueron tan complacientes.
Ahora resulta que hasta preocu-
padas por la libertad de expresión
están, cuando cualquiera se puede
dar cuenta de cómo alientan voces
o las callan, dedican minutos o se-
gundos (o ni eso) dependiendo de
sus intereses; la parte informativa
la confunden con sus opiniones.
Los medios masivos de comuni-
cación son sumamente importantes
en las elecciones, lo anterior puede
o no gustar, pero es un hecho; ade-
más el tema se carga en la televi-
310
R E V I S T A D E L I N S T I T U T O D E C I E N C I A S J U R Í D I C A S
sión, pues la población en general
forma su opinión con
spots
, cober-
turas, frases, etcétera.
La mayor parte del dinero que
destinan los partidos a las campa-
ñas se va a la televisión, por eso tie-
ne plena justificación la prohibición
a éstos para comprar tiempos en ese
medio, ajustándose a lo asignado
por el
IFE
. Pareciera que la borrache-
ra a “tragos” de 20 segundos produ-
jo una “cruda” que se trata de curar
en medio de la culpa, pero hay un
sentimiento de venganza en contra
del “cantinero”. Si algo sabemos, es
que el adicto se arrepiente aunque
mantiene sus necesidades.
C
AMBIOS
Y
RUMBO
EN
EL
SISTEMA
ELECTORAL
Lo que tendría que analizarse como
parte de las modificaciones necesa-
rias, que es difícil que los partidos
políticos las discutan, por afectar
muchos intereses, sería:
La representación proporcional
.
Habría que analizar la conveniencia
de la representación proporcional,
pues resulta que la población prác-
ticamente desconoce cómo se eli-
ge a los diputados plurinominales.
El reverso de la boleta parecen las
cláusulas de un formato de contrato
bancario: nadie las lee.
.. pero son
importantes.
2
La gran pregunta es:
2
Hay que considerar que 200 de los 500 diputa-
dos federales son electos por la vía de la repre-
sentación proporcional. No es menor el asunto:
tienen el 40% de la Cámara de Diputados.
¿a quién representan y a quién le
rinden cuentas? Para acabar pron-
to: ¿para qué sirven? Si alguien me
dice que para representar a las mi-
norías, será para las minorías de las
élites, porque no creo que por falta
del Partido del Trabajo los obreros
se sintieran desprotegidos o que
ante la falta del
PVEM
los ecologistas
lamentaran que su voz se ha perdi-
do en el Congreso. Me parece que
México ahora necesita de respon-
sabilidades y responsables, eso se
puede mostrar mejor con la repre-
sentación por mayoría relativa.
La reelección
. Es difícil avanzar
sobre mitos y, cuando se habla de
este tema, la clase política tiene
en el imaginario a Benito Juárez,
Sebastián Lerdo de Tejada, y por
supuesto a Porfirio Díaz y princi-
palmente a Álvaro Obregón; en el
ámbito legislativo no se tienen tan-
tas reticencias, pero es importante
analizar la situación en todos nive-
les en los dos poderes electos. Me
parece que sería positiva, sólo que
quizá habría que considerar el pe-
riodo para presidente de la Repúbli-
ca, que es muy largo; el único caso
paralelo en América es Chile. Se
podría reducir el periodo a cuatro
años,
3
el cual podría ser igual para
los diputados, a quienes se podría
elegir de manera escalonada por
3
Con posibilidad de reelección, esto haría que
el presidente tuviera un incentivo para hacer su
trabajo, además de darle cierto control a la socie-
dad ante la necesidad de cambiar al Ejecutivo en
periodos más cortos.
311
I U S
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O T O Ñ O / I N V I E R N O
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mitades, y para el Senado cambios
por tercios (igual con posibilida-
des de reelección), así tendríamos
elecciones federales cada dos años.
Este sistema electoral se ha puesto
en funcionamiento en Argentina y
ha mostrado ser viable, sobre todo
en la parte escalonada, que propor-
ciona continuidad en el trabajo le-
gislativo.
La relación Ejecutivo-Legislati-
vo
. Se requieren mecanismos de co-
municación entre estos dos poderes.
Uno adecuado sería un Jefe de Ga-
binete ratificado por el Legislativo,
con responsabilidad ante éste, para
que por su medio se canalizaran las
iniciativas del Ejecutivo. Se podría
tener un interlocutor válido para
ambas partes y de ahí avanzar sobre
la parálisis característica del gobier-
no dividido.
Los salarios de los legisladores
.
Algo que simple y sencillamente es
insalvable es que los legisladores
federales (y no sólo ellos) carecen
de autoridad moral para presentar-
se ante la ciudadanía: nadie puede
creer que desempeñen su labor pen-
sando en el bien del país, contan-
do con salarios y compensaciones
que no corresponden a la realidad
de éste. La idea de disminuir sig-
nificativamente su sueldo no tiene
que ver con la idea de solucionar
problemas económicos, sino en
proporcionar un poco de dignidad
al cargo y atemperar la llegada de
personas movidas sólo por la retri-
bución económica.
Las sesiones
. Los dos periodos
de sesiones en el poder legislati-
vo se podrían cambiar a una sola
que inicie en febrero y termine en
noviembre, a fin de que se cuente
con mayor tiempo para desahogar
el rezago legislativo que se tiene; de
la misma manera se podría utilizar
una regla en el sentido de que no se
termina el periodo hasta que se dic-
tamine y vote la última iniciativa
recibida en el año.
Como se puede observar, los pro-
blemas planteados tienen muchas
aristas, pero es necesario definir qué
es lo que se quiere hacer con el sis-
tema electoral y considerar sus im-
plicaciones en los poderes electos.
Respecto al rumbo, debemos
pensar en un sistema electoral que
privilegie la autoridad de los órga-
nos electorales, en donde la mayor
parte de los acuerdos y conflictos
se resuelvan en el
IFE
, que represen-
ta el nivel “político”, por encima de
la instancia jurisdiccional (el
TEPJF
),
que debe ser considerada como ex-
cepcional, porque de otra manera
se desgastan los partidos, las ins-
tituciones y se harta la sociedad al
percibir que no se pueden acatar las
formas políticas.
Los partidos políticos tienen
que autolimitarse, como ahora lo
intentan, pero no como algo mo-
mentáneo, sino entendiendo que
al limitarse todos, tienen mejores
elementos de independencia frente
a los “patrocinadores” y mejor des-
empeño ante los ciudadanos.
312
R E V I S T A D E L I N S T I T U T O D E C I E N C I A S J U R Í D I C A S
Cuesta trabajo creer que los par-
tidos políticos quieran respetarse
apelando a la moralidad; sin em-
bargo, existen ventajas para ellos:
de otra manera se gana una elec-
ción a corto plazo, pero todos ter-
minan con la “cara sucia” y eso en
varios ciclos nos da una situación
como la actual.
Como derivaciones finales, co-
mento que el sistema electoral ha
pasado por una coyuntura larga que
ha definido en buena medida las re-
glas, y ahora pasa por cambios que
no tienen perspectiva a largo plazo.
En virtud de lo anterior, la reforma
electoral actual está incompleta y
la sociedad necesita introducir su
agenda, no necesariamente com-
partida por los partidos políticos.
E
S
T
A
N
T
E
R
Í
A
La amortajada: Catalina
Xuárez la Marcaida,
Nueva España 1522
Gladys Ilarregui
A continuación presentamos un frag-
mento del libro
Las mujeres de la Con-
quista antes y después de Cortés
, el
cual aparecerá próximamente bajo el
sello de Fomento Editorial de la
BUAP
.
La autora argentina radicada en Esta-
dos Unidos, analiza las relaciones entre
mujeres de los dos mundos, así como
su “empoderamiento” en el encuentro o
ESTANTERÍA
el choque que representó la Conquista
bajo la férula del poder patriarcal y la
importancia de todos estos elementos
en el origen y el desarrollo de la nación
mexicana.
Posiblemente Hernán Cortés sea la
figura más intrigante de la Conquis-
ta por hallarse sumergido en forma
histórica en una cantidad de docu-
mentos que son casi tan oceánicos
como el mar que cruzó para llegar
primero al Caribe y luego como líder
de la expedición en México. Ade-
más de las cinco
Cartas de relación
que se han hecho famosas, el mun-
do documental que lo contiene en
forma directa —a través de su pro-
pia escritura o por dictado— incluye
instrucciones, ordenanzas, proban-
zas, demandas, acusaciones, recibos,
contratos, documentos sucesorios,
cédulas, provisiones, cartas reales
y nombramientos. Una documen-
tación casi tan desbordante como
la riqueza material que dejó tras su
muerte, que ante los escribanos re-
luce en las páginas del inventario
de sus bienes, en donde todo lo que
lo rodea en la Villa de Cuernavaca
es de una calidad insuperable para
la época.
11
Su repostero Francisco
de Tordesillas, va guiando a los es-
cribanos en el repaso de los platos,
jarros, tazas y candeleros de plata
que junto a una cruz dorada hecha
por los indios y cerca de un hos-
tiario de plata quintado, vaciadizo,
que pesa tres marcos, recuerdan la
contradicción auténtica de una vida