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En el Estado de Puebla el índice
delictivo puede considerarse bajo o
cuando menos sin ninguna conside-
ración de aumento. El secuestro es
un delito que partió hace unos ocho
años de un promedio de quince al
año y ha descendido a un promedio
de dos a tres delitos de secuestro
por año y esto en las comunidades
pobres, en donde las cantidades que
se solicitaban eran menores a 50
mil pesos.
A través de los medios se ha vis-
to la presencia del narcomenudeo,
que está siendo combatido con efi-
cacia por las procuradurías local y
federal. Sí debe ponerse permanente
atención en nuestro estado para que
no aumente el índice delictivo. En
nuestro país existe hoy, en algunos
estados, un aumento de la delin-
cuencia, pero el gobierno federal
está actuando. Desde luego, no es
aceptable el resultado estadístico al
que me referí al principio.
—¿Cómo se manifiesta esta proble-
mática concretamente en el estado
de Puebla?
—En cuanto a esto, y haciendo
comparaciones con otras partes del
mundo y de nuestro país, Puebla
afortunadamente no tiene inciden-
cia delictiva que pudiésemos con-
siderar grave. No quiere decir que
estemos conformes, o estemos pa-
sivos. Por principio los diputados al
Congreso del Estado han expedido
ya una serie de leyes atendiendo a
DIÁLOGOS
El presidente del Tribunal Superior de
Justicia del estado de Puebla vierte
su opinión sobre sobre delito y de-
recho penal respecto a los problemas
criminógenos
Entrevista con
Guillermo Pacheco
Pulido
—Las estadísticas señalan a Méxi-
co como uno de los países con alto
índice delictivo en el mundo, encon-
trándose entre los primeros en algu-
nas tipologías, como el secuestro o
el narcotráfico. ¿Qué opina usted de
esta situación?
—En cuanto a la primera pregunta,
estimo que debemos ser muy caute-
losos por lo que hace a las estadísti-
cas, en especial por la metodología
con la que se dice se realiza en di-
versos estudios. En lo personal no
creo que México sea uno de los paí-
ses en el mundo que tenga un alto
índice de delincuencia. Por princi-
pio debemos partir que tenemos 105
millones de habitantes, que somos
un país donde efectivamente exis-
te miseria y pobreza, pero también
somos un país en donde más del
50% del ingreso público está des-
tinado a la educación. Por razones
de las regiones, una de las causas
de la delincuencia es el alcoholis-
mo que hace aumentar el delito de
lesiones.
D I Á L O G O S
nuestra propia problemática, y sí
debe hacerse un llamado diario a la
ciudadanía para que participe en la
tarea de respeto a la legalidad. Por
naturaleza no es un problema sólo
del Estado, de sus autoridades, sino
de la propia ciudadanía. La mayoría
de los delitos manifiestan conduc-
tas particulares ajenas a la propia
autoridad.
—El derecho penal ha presentado en
su devenir dos respuestas a los pro-
blemas criminógenos: la de mayor
represión punitiva, llegando incluso
a aplicación de la pena de muerte
o a la máxima de privación de la
libertad; a la de apostar por la bús-
queda de alternativas a la prisión
en el convencimiento de que estas
vías no han resuelto el problema de
la criminalidad. ¿Qué opina usted y
cómo ve estas variantes en el mode-
lo penal mexicano?
—Es cierto lo que usted señala en
cuanto a que el derecho penal ha
presentado en su devenir dos res-
puestas a los problemas criminó-
genos: uno, el de aumento de las
penas; y otro, la búsqueda de al-
ternativas como las que contiene
su pregunta. Yo creo y estoy con-
vencido de que no es el aumento a
las penas la solución para combatir
la delincuencia, pero sí creo que el
aumento de la penalidad en ciertos
aspectos tenga un efecto psicológi-
co para evitar mayor delincuencia.
Lo principal para evitarla radica
en fenómenos de cultura, es decir,
la ética, o la moral, o la legalidad,
como se les quiera ver, se deben in-
culcar en el hogar, en las escuelas,
en las universidades, en las iglesias,
en los partidos políticos, en todo
conglomerado social. Es decir: de-
bemos inculcar el respeto al dere-
cho a los demás, pues no es materia
del derecho penal atender al tipo de
cultura preventiva o querer invo-
lucrar lo represivo con lo preven-
tivo, pues nunca se combatiría así
a la delincuencia. Mucho se habla
y se dice al respecto, sin embargo,
la única forma de combatir la pre-
sencia del delito será a través de lo
preventivo, y lo preventivo se llama
educación.
No obstante, en nuestro país no
solamente abarcaríamos este meca-
nismo sino también tendría que ir
paralelo a ello, el apoyar a resolver
los problemas de la miseria a través
de impulsar los derechos sociales
de nuestro país. Yo creo que el sis-
tema penal mexicano debe alejarse
de teorías mucho muy técnicas y
acercarse más a una realidad a la
mexicana, es decir, simplificar pro-
cedimientos, mecanismos, hacerlos
más prácticos y más claros.
—Por otra parte y adentrándonos en
otro tema, hemos conocido del éxi-
to de su obra
Mediación, cultura de
la paz
, por lo cual le felicitamos.
¿Cómo cree usted que impactan sus
opiniones en el modelo procesal
mexicano en materia penal?
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—Por lo que hace a la mediación,
desde luego que constituye uno de
los magníficos medios alternativos
de administración de justicia y que
sin falsa modestia ha dado buenos
resultados por la participación y
comprensión del foro poblano, tan-
to en materia civil como en materia
penal.
—En muchas ocasiones se escuchan
voces desde el ejercicio de la profe-
sión que señalan que en el tránsito
por las escuelas de derecho no se
preparan adecuadamente a los futu-
ros egresados para las problemáti-
cas que luego se van a encontrar en
el ejercicio, sobre todo en el derecho
penal. ¿Qué puede usted recomen-
dar a la academia en este sentido?
—Yo creo que no es un problema
de las escuelas de derecho la pre-
paración de los futuros abogados,
yo creo que en todos los tiempos
las universidades nos enseñan los
diversos caminos que se tienen en
el campo del derecho y realmente
cuando uno egresa de una escue-
la empieza la realidad del ejercicio
profesional y requiere también en
todos los tiempos y en todas las
épocas seguir estudiando. El que
considere que está preparado para el
ejercicio profesional sólo por haber
obtenido un título, nunca obtendrá
buenos resultados. El derecho está
en pleno movimiento y más aún en
esta época de la globalización que
nos lleva a cambios vertiginosos;
otro elemento es el de la vocación,
si careces de ella en la actividad a
que te dedicas indiscutiblemente
que no obtendrás buenos resulta-
dos. Como te señalo, la de leyes, es
una carrera de inacabable y perma-
nente estudio.
“El abogado que se dedique con
exclusividad al derecho penal debe
también conservar su vocación, más
aún ahora en que se van a implan-
tar los juicios orales, en donde por
la globalización misma debe tener-
se conocimiento del derecho penal
internacional, del funcionamiento
de los organismos penales interna-
cionales. No debemos olvidar que
somos un país en desarrollo, como
consecuencia un país con gran-
des necesidades; que existe la idea
también de regirnos por un Código
Penal único en la República y que
en general se tiene que llegar a una
especialización; como se nota, son
muchos los factores que se dan en
el mundo del derecho, que es una
ciencia que abarca todos los temas
que se dan en la sociedad y como
consecuencia requieren de todo
nuestro tiempo y de toda nuestra
capacidad para desarrollarnos pro-
fesionalmente.”
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